miércoles, 6 de marzo de 2019

POESIA





LUNA






Hoy quisiera escudriñar la luna

hermosa y distante
en su color azul patino mirarme,
en su silencio depositar
mis disparatados pensamientos.



Luna que conoces los misterios

de la tierra, dime si escudriñándome, 
serás así discreta, secreta, sigilosa.



Hoy quiero codearme contigo,

sorprenderme con tu sociedo
cohabitar



Al mirarte entiendo que eres

ni única compañía.







e.El blog.    


miércoles, 30 de enero de 2019

El Tayta Carnaval Cañari

Las expresiones materiales y espirituales del Cañar son ricas y diversas y su permanencia en el tiempo, abona a entender de mejor manera, la esencia de los orígenes del pueblo Cañar y es así, que ciertas fiestas populares como la del Pawcar Raymi o fiesta del carnaval, es clara evidencia de mi afirmación. En esta fiesta, el Tayta Carnaval es el personaje central y representa al “espíritu” de la bonanza, de quien se dice, que los lunes de carnaval desciende desde los cerros, luego de su gran recorrido que ha hecho por el mundo durante todo el año y que en esta época aparece para bendecir a los pueblos andinos y augurarles abundancia en sus cosechas y cuidado a los “ayllus” o las familias. Entonces, su representación engloba a la riqueza material del pueblo Cañari. Por estos motivos, es fiesta cargada de ritualidad que adquiere particular significado al momento de celebrarla, porque de este hecho dependerá la abundancia o la pobreza del año siguiente.
El festejo se realiza a lo “grande”, en la que las mujeres desde el domingo se dedican al “sacha chakrama” o recolecta de frutos de la tierra y el “Ñucanchik Chacrama” o compras en la ciudad para completar la variedad de platillos típicos que se prepararán para dejar servida la mesa con la comida y la bebida que degustará el Taita Carnaval y la comunidad. En el Pawcar Raymi, se cree que los cerros se reúnen para celebrar la fiesta del florecimiento de las plantas, o de las huacas donde se atesora bienes ceremoniales cañaris. Esta creencia está ligada al gran respeto que tienen los pueblos andinos por la naturaleza. Alrededor de los personajes, se afirma que en la celebración existen dos personajes míticos: el Taita Carnaval que representa la riqueza del pueblo y el Cuaresmero, que significa la pobreza y la hambruna, por ello la urgencia de la celebración, para que no visite el cuaresmero.

Uno de los rasgos más importantes de la fiesta, constituye la vestimenta tanto del Tayta Carnaval cuanto de los Cañaris, puesto que usan sus mejores atuendos: una sombrerera grande hecha de cuero de ganado, suspendida a los filos, hilos adornado con borlas coloridas; otros lo usarán con forma de cóndor, porque representa la fortaleza de los cañaris; una piksha (bolso pequeño); waraca, que usan para la comunicación; el chicote; la kushma (poncho), faja con figuras de la naturaleza y un zamarro. Llevan también la cajita, que no es sino un instrumento musical confeccionado de madera que en su parte central tiene cuero de borrego y además un pingullo. Otro sìmbolo es la abundancia en la comida, puesto que hasta los más humildes sacrifican ovejas y cuyes, preparan chicha y otros manjares que se sirven conjuntamente con los frutos del campo; pero más allá de estos elementos materiales, se hallan otros valores intangibles como el sentido de compartir que tienen todos los participantes de la fiesta, y las posadas, que llegarían a ser las visitas que va realizando el Tayta Carnaval por las casas.




Esta fiesta con todas estas particularidades culturales, sus rasgos materiales y espirituales, se halla ligada a una importante construcción simbólica que revitaliza a nuestra cultura popular, de ahí el respeto que merece la misma por parte del mundo mestizo, definitivamente llamado a reinterpretarla con nuestros propios matices como una forma humana de transformar sus condiciones originarias para convertirnos en coautores de la fiesta; pero esta construcción social de ningún modo debe buscar “rescatar” la fiesta, sino “revitalizarle” con la participación de los más diversos actores sociales, para reafirmar sus significados y significaciones, porque la esencia de una fiesta no se elabora desde la oficialidad. Entonces y a pesar de que en cada territorio se la celebra con matices diferentes, resulta necesario que mantengamos ciertos “símbolos” de la misma, como valores irrenunciables que contribuyan a remarcar la identidad de nuestro pueblo en el carnaval.

A partir de estas referencias, no hay duda por ejemplo que el Tayta Carnaval de Azogues, está revestido de un gran valor cultural por esa suerte de simbiosis intercultural cañari mestizo, y atiende a los requerimientos antropológicos de mantener los códigos culturales como la estatuilla del Tayta Carnaval, la abundante comida que se degusta en las fiestas, la danza y la música como parte de la diversión, las posadas que se realizan en el “camino”, la alegría que comparten propios y extraños, la fraternidad y apoyo interinstitucional para el festejo, entre otras. Empero, deberíamos cuidar celosamente, que la fiesta no llegue a la hibridización extrema con la excesiva recreación de música y danza exógena, para que no pierda ese valor agregado de la “identidad”. Desde este espacio, hago extensiva mi felicitación al Instituto Juan Bautista Vazquez y a la Universidad Católica Extensión Cañar, revitalizadores y organizadores de esta fiesta popular en el mundo mestizo

martes, 29 de enero de 2019

El Inti Raymi Cañari

El Inti Raymi, (fiesta del sol) celebración en el mundo andino para agradecer a la Paccha Mama o “madre tierra” por la riqueza de la producción y la cosecha, merece especial lugar dentro del calendario de fiestas populares del Ecuador, porque a pesar del pasar de los años, se ha preservado de generación en generación, como parte de la sabiduría astronómica, del dominio de la agricultura y su fuerte relación con la tierra y los procesos climáticos.

El Inti Raymi Cañari, similar, pero con variaciones a aquellos vividos en otros lugares de nuestra geografía nacional como el Chimborazo, Tungurahua o Imbabura, tiene su especial significación para los Cañaris, puesto que se halla ligado a una fuerte ritualidad de ofrendar a “Pachacama” y a la Paccha Mama el agradecimiento en reciprocidad, porque se cree que si no se agradece, podrían perderse las cosechas de los próximos años.



En el Complejo Arqueológico de Ingapirca, desde el año de 1989, el rito ha ganado adeptos e inicia a media noche entre el viernes y sàbado, con la apropiación simbólica del río Silante, donde se inicia con la ceremonia de purificación con el agua, para solicitar permiso a Paccha Mama para celebrar la “Fiesta del Sol”; en tanto que en Cañar, los curanderos y la comunidad ascienden a la cima del cerro Narrìo, antiguo cementerio ceremonial Cañari, para, al igual que en Ingapirca, dar inicio a la ceremonia de agradecimiento en la que se dispone en el suelo los frutos y las flores en forma de la “Chacana” o cruz del sur, principal símbolo de los Cañaris, que conecta con los cuatro elementos de la vida como el sol, agua, aire y la tierra, para el acto de gratitud. Los chamanes como “Mama Michi Chuma”, entonan loas a la madre tierra y al padre sol para pedirles por la paz mundial y el equilibrio de la humanidad en el ecosistema.

El festejo se condensa con el sonar de la bocina, que indica a la comunidad y a los visitantes que concluye el rito y comienza la festividad: danza y música, se convierten en expresiones de movimiento y sonido, como “ofrecimiento” a la madre tierra. En dos o tres días consecutivos concurren agrupaciones de los establecimientos educativos, comunidades endógenas, exógenas, etc, para recrear lo mejor de su música y danza. Es la celebración de la armonía, la fraternidad, el compartir y de la gratitud.

Las comunidades que conforman la nacionalidad Cañari, juegan un rol preponderante en la producción del festejo; a las instituciones públicas, autónomas y privadas, en cambio; les corresponde un trabajo en programas educativos, registro, sensibilización, difusión, auspicio e información, dirigidos al público y en especial a los jóvenes y niños de las comunas, para asegurar el traspaso inter-generacional. Un factor clave, ha de ser siempre la autenticidad en los rituales festivos y sus modos de expresión, por eso, ciertos códigos y símbolos, actúan como hilos conductores imprescindibles, porque el modo de festejar el Inti Raymi, es cambiante con el pasar de los años. Sólo las filosofías conservadoras asumen que el patrimonio intangible, como la fiesta, es estático. Hoy por hoy, se reconoce que su dinamia y evolución, son parte de su autenticidad.



Se afirma también que: “las expresiones culturales vivas, tienen un valor principal que no radica en la excepcionalidad, sino en ser representativas de la identidad cultural de una comunidad”. Entonces, la fiesta de la cosecha, es muy válida, sin importar el lugar en el que se festeje; en Cañar, es trascendental el Inti Raymi, tanto en el sitio arqueológico de Ingapirca, organizado por la administración del Complejo Arqueológico; cuanto, en Narrío y centro de la ciudad de Cañar, bajo el auspicio del GAD Intercultural de Cañar, porque ambos festejos generan gran cohesión social, congregando a comunidades, a citadinos locales, a turistas nacionales y extranjeros que viven una experiencia muy enriquecedora.

Siendo la interculturalidad, el acercamiento y relación entre culturas diversas con su valoración y aceptación de sus identidades culturales, aquella se materializa en los festejos del Inti Raymi y ocurre en diversos tiempos y espacios, para convertirse en museo abierto, donde se decodifica la riqueza antropológica Cañari.

La Alfarería de San Miguel de Porotos

A propósito de un trabajo de investigación que desarrolláramos en el 2013, hicimos un recorrido por Jatumpamba y Pachapamba, de San Miguel de Porotos, Azogues, para realizar un censo de los alfareros que existían en ese entonces y nos encontramos con la desencantadora novedad de que ya no eran las “decenas” que referían Alexandra Kennedy y Lennan Sojan, en sus obras, sino que apenas quedaba un círculo de siete alfareros. }



Desde el 2014, el panorama ha ido cambiando para bien, porque acertadamente se han sucedido las Ferias de Alfarería Tradicional, que han convocado a instituciones y actores sociales que reconocen una milenaria actividad como el patrimonio artesanal de Azogues; y porque evocan pretéritos tiempos.  A partir de ello, se reitera en la identidad local.



Las Ferias de Alfarería tradicional, que se cumplen en septiembre de cada año desde el 2013 y cuentan con la  nutrida concurrencia de pobladores del Azuay y Cañar, hace un derroche de un colorido marco festivo en el que congrega varias manifestaciones culturales y expresiones tradicionales como la danza folklórica, la música popular, la gastronomía vernácula, la producción agrícola…, entre otros, la gente adquiere sus piezas de cerámica, en los stands del cada vez más creciente grupo de alfareros, quienes al fin encuentran en la Feria, el espacio efectivo para la comercialización directa de su producción y para la valoración justa del trabajo artesanal que por muchos años ha sido heredado y desplazado, por la simple razón de que sus objetos elaborados, hoy sólo evocan antiguas tecnologías. Sin embargo, la técnica ha sobrevivido desafiante al tiempo, gracias al intercambio generacional de saberes, con el que las alfareras, porfían en su faena diaria.

LA MATERIA PRIMA

La materia prima para la elaboración de objetos de cerámica, constituyen la arena, el barro y la quina (pigmento rojizo natural), que son obtenidos de su propio territorio demarcado como mas “minas” a donde acuden las alfareras para extraerlos y llevarlos a sus casas, lugares que se han convertido en sus propios talleres, para proceder a la mezcla y batido que o realizan añadiendo agua y con la técnica de apizonado ( con los pies) para obtener la arcilla, producto de un 60% de barro y 40% de arena previamente cernida. La quina, arcilla rojiza, es extraída de una mina lejana a Jatumpamba, en San Cristóbal, cuatro horas a pie, y se utiliza en el acabado final de la pieza, luego de que se ha secado.



El barro y la arena se extraen con la ayuda de picos y se trasladan a los talleres en saquillos que son cargados por las alfareras. La tierra previamente recibe el secado así poder espolvorearla con la ayuda de una pala o un mazo previo a la remojada en canecas y a la mixura final con la arena para la apizonada que se realiza en un lugar sombreado. La arena cumple su objetivo de facilitar que el barro sea moldeable y no se adhiera al suelo, por lo que la alfarera va dosificando la cantidad de arena que haga falta para conseguir homogenidad en la arcilla y se transformen una pasta moldeable.

ELABORACIÓN DEL OBJETO:

La masa elaborada es dividida en pequeños pedazos, de tamaños diversos, de acuerdo a los objetos que se vaya a elaborar; aquellos, siempre en la sombra, espera las manos de la alfarera para su creación. En un área abierta del taller-casa, se inicia la elaboración de las ollas llevando un pedazo de masa que es colocada sobre un gran cántaro o tinaja vieja que se halla dispuesto boca abajo, y actúa como base de trabajo.
Cerca suyo se dispone un recipiente con agua para con manos mojadas, introducir una en la arcilla y otra actúa como moldeadora externa, entones la alfarera actúa ella misma como el torno, girando constantemente con su cuerpo alrededor de la tinaja, en la elaboración de lo que se denomina la “boca” de la olla o vasija, adquiriendo la forma de un macetero angosto, con la ayuda de un pedazo de cuero mojado.



La vasija es retirada de la tinaja y se deja “orear” en la sombra por un par de horas hasta que se endure la estructura de la pieza.

El golpeado se realiza por fases, primero para formar la cintura de la pieza, colocando nuevamente las ollas sobre la tinaja, con la ayuda del cuero. Luego, utilizando las huactanas o golpeadores, se va dando forma al cuerpo de la pieza; este trabajo se realiza sentada, para poder manejar toda la pieza con las dos manos. Las huactanas, son pequeños golpeadores manuales elaborados con cerámica, y tienen dos formas una cóncava para trabajar por fuera, y otra convexa para trabajar por dentro de la olla; actúan en paridad, ambas son movidas al mismo tiempo por las mismas paredes de la pieza, para que la una sea soporte de la otra que se halla apisonando, así se logra afinar las paredes internas de la pieza, lo que se conoce con el nombre de panza “huigsanchir”. Luego se dedica la artesana a pulir las paredes externas de la vasija con la huactana mojada, va uniformemente dando movimientos circulares que alisa la arcilla, va dando vueltas la pieza hasta conseguir una pieza bien hecha. Por ello el proceso con las huactnas, debe repetirse por dos o tres ocasiones, cada vez, dejando orear la pieza por un par de horas.

Huactanas

Se trabajan de la misma manera las shilas, las ollas encantadas, los cántaros, maceteros, etc, las que para su manifactura requieren en algunos casos orejas, bocas pequeñas, repulgado con la ayuda del cuero. Finalmente se realiza el engobe, o colocado de coloración con pigmento o quina, actividad que se cumple desde la boca de la pieza.

LA QUEMA.

Se realiza cuando el clima ofrece bajos niveles de humedad, a medio día y en pampa abierta; El viento es un factor a considerar así como por lo menos una semana de “escampe” (carencia de lluvias). Se queman de 100 ollas en adelante. Sólo don Francisco Inga, único alfarero, cuenta con un horno de piedra bajo una tola de tierra, para el quemado y refiere su ahorro de leña en un 80%.  Un Proyecto comunal del GADPC y la CCC permitió la construcción de hornos pequeños para el ahorro de energía.  Algunas alfareras los utilizan para piezas pequeñas y acuden a la chamiza tradicional para piezas grandes.

Nuevos espacios en el Austro, se han abierto al reconocimiento de la alfarería de Jatumpamba y nos hemos llenado de orgullo con su representación de la única actividad artesanal de Azogues que ha merecido su catalogación como Patrimonio Inmaterial, por parte del INPC. Este nuevo panorama, ha reactualizado el valor de su creación artesanal variada como cántaros, ollas, maceteros, shilas, tinguimangas, tortilleros, jarros, platos y otros, los que se utilizan como elementos decorativos, que evocan espacios para la memoria.



El interés institucional, también se ha despertado y es así que el Centro de Gestión y Desarrollo Social del GAD Provincial del Cañar, la Casa de la Cultura Núcleo del Cañar y el GAD Parroquial de San Miguel, también aportaron para el desarrollo de la la tradición alfarera, mejoramiento de calidad de la materia prima, innovación en procesos, capacitación y apoyo en equipamiento de los talleres alfareros. 

Esta es apenas una muestra de cómo se puede incidir e impulsar la vocación de grupos poblacionales artesanales, con inversiones menores a los 15.000 usd. Es de esperar que este incentivo estimule su progreso y creatividad hacia otras propuestas en las que, sin que se abandone la técnica de modelado de cerámica con la “Huactana”, se innove con otros tipos de arcilla, coloración de piezas, trabajo en objetos utilitarios actuales, técnicas depuradas de buzardeado, etc.




Las artesanías forman parte importante del patrimonio inmaterial de todo pueblo, porque dan cuenta no sólo del objeto artesanal, sino de los saberes ancestrales y su significado; es decir de los sujetos, de ahí que es de esperarse que estos pasos, apenas sean los primeros que las instituciones articulan para avanzar, pues se hallan a la espera otras iniciativas que complementarán la cadena productiva y reafirmarán el destino alfarero y turístico de San Miguel de Porotos y de Azogues

martes, 22 de enero de 2019

Cañar: Capital Arqueológica y Cultural del Ecuador


Un 26 de enero del 2001, el cantón Cañar fue declarado Capital Arqueológica y Cultural del Ecuador, en reconocimiento a los sitios de  la laguna de Culebrillas, Zhungomarca, Coyoctor, Suicay, Ingapirca, Nuñoloma, Yanacauri, Pinzhul y Narrío, evidencias de asentamientos de grandes culturas en el territorio; y en afirmación al gran valor cultural de sus tradiciones, festividades, vestimenta, gastronomía, instrumentos musicales, formas de vida, etc., que las distinguen a Cañar de otros pueblos.

La declaratoria, sin lugar a dudas, instrumentaliza las opciones de captar recursos y de generar “responsabilidades” al Estado, Gobierno Local, autoridades, ciudadanía y turistas; por lo tanto, no constituye un fin, sino un medio de legitimación y reconocimiento. De ahí que resulta necesario mirar atrás y reconocer los logros de estos años de nominación, como el de singularizar a Cañar para así universalizarlo en contextos internacionales. Se ha trabajado intensamente en generar conciencia colectiva y por esa vía se ha logrado cohesión social y reconocimiento. La celebración de cada año, enmarca el desarrollo de actividades de orden académico, social y participativo que impulsa a recordar este hito que ha posicionado un fuerte sentido de pertenencia en la colectividad, sobre todo el desfile de conmemoración, una fiesta de todos los cañarenses en el que a través de la danza y la música se hermanan las diferentes identidades. Es la fiesta de ciudadanos y comunidades rurales, es la recreación de la riqueza de la vestimenta, música y danza cañari aunque también la fiesta ha mutado con algunas hibridizaciones que representan la danza de otras culturas como las peruana y boliviana y otras etnias como las de la sierra sur e interandina.  



La normativa nacional ha cambiado desde entonces. Recordemos que durante nueve años las competencias para intervenir en patrimonio estaban en manos del Estado por intermedio del INPC; pero mayor incidencia han tenido las iniciativas locales para apalancar el reconocimiento a través de ciertas intervenciones y la celebración misma. A partir de octubre del 2010, el COOTAD manda a los GADs a “preservar, mantener y difundir el Patrimonio arquitectónico, cultural y natural del cantón y construir los espacios públicos para estos fines”, desde entonces al Estado le corresponde un papel menos relevante a pesar de su rectoría, por lo que la responsabilidad del GADMIC ha crecido en proporción. Por ello resultaría oportuno y necesario realizar una revisión a la Ordenanza que otorga fondos para este fin; pues destinar un porcentaje del 1% del presupuesto municipal, resulta poco para intervenir en un serio plan de gestión que logre un trabajo sistémico, interdisciplinario y constante en el tiempo. 

Los vestigios arqueológicos de mayor relevancia constituyen la laguna de Culebrillas,aquella que se cree nace de la serpiente que da origen a la Etnia Cañari.  El paisaje de la laguna cuenta con varios contenidos como el arqueológico, ecológico, antropológico y paisajístico, ubicado en las estribaciones del nudo del Azuay, en la parroquia Juncal.  Destaca el cerro Yanaurcu, una montaña con columnas estatuarias, esculpida por los cañaris; Labrashcarrumi un taller de labranza de piedras pulidas, vinculadas a la arquitectura inca; el Tambo o descanso de paredones, que atestigua el paso de los conquistadores, atravesados por el camino andino Qhapac Ñan.  También cuenta la laguna con  cimientos del adoratorio cañari a la orilla derecha de la laguna con dos graderíos de la que se ha extraído material lítico cerámico y una aríbalo como evidencias. Culebrillas, se encuentra a una altura de 3883 m.s.n.m., a 40 kilómetros desde el Cantón Cañar aproximadamente, ingresando por Altarurco en la Vía Duran el Tambo. 

 El Cerro Narrío ubicado en el centro de Cañar en el sector de Quilloac, de rasgos físicos envidiables, se puede divisar por su posición sobresaliente y su forma singular de tortuga, la colina ceremonial de Narrío, cementerio funerario de los cañaris en este lugar se cree que se asentaron pobladores que vinieron hace más de 5.000 años antes de cristo por lo que es rico en evidencias culturales de barro, concha, piedra, hueso, tejidos, madera, etc.  pues se cree que fue utilizado para ritualidades de entierros de las culturas primigenias.  Esta es la razón por la que los huaqueros han desentrañado a través de los tiempos muchas evidencias, de entre las que se pueden apreciar en el museo de Guantug.  

Recordemos que el Complejo Arqueológico de Ingapirca forma parte del Camino del Inca o Qhapaq Ñan, la principal red de sistema vial y edificaciones que vinculan a las principales civilizaciones con el Incario en Perú, por tanto, se halla administrada directamente por el Estado a través del Ministerio de Cultura y Patrimonio y a su vez custodia por el INPC a través del Instituto Ingapirca.




Los planes de conservación y de gestión, requieren de trabajo social, de proyectos económicos, tecnológicos, ambientales, culturales y de conocimiento, sin descuidar a ninguno de ellos. Los recursos económicos son los que van a permitir cumplir con estrategias en todos los sentidos. En el ámbito investigativo se requiere realizar inversiones concretas, que lleguen a cubrir todos los parámetros de la declaratoria. Entonces “a grandes desafíos, grandes respuestas”, por ello se torna necesario buscar el apoyo de la cooperación internacional para consecución de fondos y profesionales para investigación o restauración; del Ministerio de Turismo para dotar de señalética a todos los sitios; del Ministerio de Cultura para  para generar espacios promocionales, proyectos de innovación con actoría de iniciativas privadas como danza, interculturalidad, música; del INPC para inversiones, investigaciones y registros del patrimonio inmaterial de Cañar, del Ministerio del Ambiente para generar propuestas de rutas (senderos) arqueo-etno-naturales y apoyar las iniciativas privadas locales, como las artesanales, gastronómicas, etc.






Esta pequeña lista demuestra la inmensa gama de requerimientos y por ello se espera el apoyo decidido del Estado y de la sociedad para avanzar con una propuesta administrativa con enfoque de desarrollo y con líneas estratégicas indispensables para la sostenibilidad de la declaratoria, más allá de la fiesta. 

COJITAMBO: TEMPLO DE ALTURA


Las Fiestas de la Cosecha o del Sol, en varios lugares de Sudamérica, tuvieron realización entre el 19 al 24 de junio, a propósito del cambio del solsticio de invierno; es así que en la Provincia del Cañar, por ejemplo se celebra el Inti Raymi en Ingapira, en el Complejo Cañari de Guantug y en el Complejo Arqueológico de Cojitambo, con la “Fiesta del Maíz”, que es una reinterpretación mestiza de la fiesta de la cosecha, por ser el maíz, gramínea americana, el principal producto que se cosecha de la Pachamama. 





Haciendo memoria, desde el 2006 la Casa de la Cultura del Cañar, lideró la organización de la Fiesta del Maíz, como un mecanismo para potencializar turísticamente el complejo Arqueológico de Cojitambo y toda la cadena de servicios que alrededor de éste podría generarse, pues en ese entonces era intervenido el Complejo, por aquella institución en diferentes etapas tales como investigación, excavaciones, restauración, etc., la supervisión del INPC.  Estas actividades se cumplieron hasta la vigencia del COOTAD que otorgó competencias específicas a los GADs.  

Buscar reafirmar el reconocimiento ancestral de los pueblos andinos de la fiesta de la cosecha, inspiró para que varias instituciones y la comunidad toda, la replicasen. El hecho de la perdurabilidad de la fiesta, a pesar de sus altibajos, nos congratula, puesto que se halla fraguando la posibilidad de transformar una fiesta popular en patrimonio inmaterial.

Por eso, resulta de suma importancia reconocer que la fiesta gira alrededor de los usos sociales que señalan cambio de estación y época de faena agraria; por consiguiente, ligado a la reinterpretación de mudanza de etapa de la vida humana. En la memoria de las comunidades se encuentran estos espacios para el regocijo y agradecimiento por la cosecha, como creencia que si no se la celebra, el  próximo año podría ser menos fecunda. La fiesta entonces, no requiere precisamente de espectacularidad, puesto que de ser así, sólo se transformaría en un performance híbrido y ambiguo.   Es así que ocurren durante tres días consecutivos presentaciones de danzas folklóricas, ritos ceremoniales para la paccha mama, elección de la Cholita Cojitambeña, shows artísticos nocturnos, parapente, visitas guiadas al complejo  y demás actividades de orden turístico y gastronómico. 

Entonces desde la perspectiva del reconocimiento a Cojitambo como templo de altura, aquel Complejo se ha potencializado como el lugar propicio para la ceremonia de conexión con la naturaleza, en un ritual de agradecimiento en el que intervienen los actores principales, que son la comunidad, dando sentido a esta reafirmación que los otorga identidad; en tanto que los visitantes, disfrutan de este espacio rico en interculturalidad y a la vez, se deleitan de los exquisitos platos que tienen como protagonista al maíz.

Por ello, no es del todo perjudicial que la fiesta, con el pasar de los años haya ido adquiriendo nuevos matices, luego de que algunas instituciones han cedido liderazgo a otras, sobre todo locales, con la clara intención de procurar la legitimación mayor de la fiesta, porque aquella reviste de mayor valor mientras en menor escala intervengan las instituciones. Pero, existen otros escenarios que bien pueden ser canalizados por las instituciones como el salvaguardarla, que no es otra cosa que procurar su desarrollo, su valoración, el registro de cómo va aquella realizando sus mudanzas con el pasar de los años, generar planes de educación, para asegurar la continuidad intergeneracional de la fiesta, por citar algunos ejemplos, de los más importantes. 

Entonces, resulta propicio normar las actividades de planificación y evaluación de la fiesta, siempre que se trate de procurar seguridad al visitante, itinerarios, organización espacial, plan de medios, plan de contingencia, entre otros; sin embargo resultaría innecesario normar la ejecución de la misma, porque aquella emerge de la comunidad y se la debe dejar fluir libremente. El Plan Estratégico anunciado por las autoridades locales, debería afinarse y ajustarse de tal suerte que permita a las instituciones una intervención  en los órdenes complementarios a la fiesta para reforzarla inclusive con un plan de mejoras,  y debería evitar incidir en la fiesta misma.




En la fiesta del maíz se pueden degustar productos hechos con ese grano como mote, chicha de jora, tortillas de maiz, humitas, etc. 


viernes, 17 de noviembre de 2017

Indicadores de gestiòn de Patrimonio en Ecuador

Para estandarizar una metodología sistémica de evaluación de la calidad del Patrimonio Cultural, en Italia, en 1998, de un foro internacional, emergió el HERITY, que valora en una escala del 0-5, con cinco círculos internos divididos en cuatro partes iguales (en forma de “blanco” o “dianas”) varios parámetros como el valor del bien patrimonial o museo, el potencial de preservación, la información que trasmite, los servicios proporcionados, etc.  Esta evaluación es el lenguaje con el que, de forma simple, se catalogan a los Bienes Patrimoniales y por lo general esa simbología se la ubica en el área de acceso visible.

Es de rescatar de este sistema -por su carácter integral- la valoración del público (tomada en cuenta) y por otro, la visión holística interdisciplinaria que equilibra los elementos transversales que giran en torno al Patrimonio.
En el Ecuador, muy pocos sitios se encuentran acondicionados con estos modelos  informativos y de certificación, seguramente porque, como es herramienta para justipreciar el sitio, podría develar bajas valoraciones que obtendríamos, sobre todo en lo que tiene que ver con los servicios paralelos complementarios que  se deben ofrecer,  tales como lugares de descanso, comercialización de suvenires, baterías higiénicas, patios de comidas, información…, y más; en cambio hay otros rangos deficientes que afloran desde la mirada de los técnicos, como el mantenimiento físico, los sistemas de iluminación y de seguridad, climatización, mobiliario, restauración preventiva, laboratorios, publicaciones, investigaciones…, en fin.
Muy a pesar que el “Herity” europeo ya se ha adaptado con gran acogida en otros continentes, por su lógica valorativa avalada por la UNESCO (aunque podría afinarse para evaluar de mejor manera la perspectiva inmaterial de los sitios), su aplicación podría otorgar la posibilidad de contar con un claro diagnóstico de las necesidades a cubrirse, aplicar planes de intervención y someterse a constantes evaluaciones.
Cuando visitamos sitios Patrimoniales Internacionales, claramente advertimos la abismal diferencia que existe en relación a los nuestros. Aclaro que este contraste no tiene nada que ver con el Bien Patrimonial mismo, sino con los parámetros del HERITY. Estas carencias desalientan el crecimiento turístico ecuatoriano, por lo que esperamos que estos detalles se afinen en la búsqueda de lograr Productos Turísticos terminados que puedan ser ofertados para visitantes internacionales y lograr así niveles de satisfacción altos. Es de esperar también el encausamiento de iniciativas público-privadas que articulen logros en pro de mejorar en este aspecto.
La construcción de instrumentos normativos y protocolos, son tareas recientemente iniciadas que requerirán ser completadas y socializadas a mayor escala.
Conocemos el interés del Gobierno por apostar al crecimiento Turístico del País. Por eso, es tarea inaplazable definir políticas de inversión para fortalecer los productos y el Turismo Cultural Patrimonial. Es imperativo establecer parámetros de medición de excelencia y aclarar la “hoja de ruta” sobre las instancias a las que les correspondería evaluar y catalogar los servicios de manera periódica… ¡así no sea por el Sistema Herity!. De esta manera podríamos al fin hablar del “Turismo Cultural” a boca llena.
La construcción de indicadores en el proceso de gestión de la calidad del Patrimonio y su aplicación, es tarea pendiente en Ecuador.

50 AÑOS DE 100 AÑOS DE SOLEDAD

Más de 30 millones de ejemplares vendidos en el mundo y traducida a treinta y cinco idiomas, convierten a “Cien Años de Soledad”, del colombiano Gabriel García Márquez, en la novela más vendida y leída del planeta.   

Pero…, ¿qué tenía este escritor para que sus obras sean tan reconocidas?.  Pues el poder de su palabra que graficaba de manera descriptiva y al detalle, los bellos paisajes colombianos; el “realismo mágico” que utilizaba para dotar de preciosas fantasías a sus obras; la creación de personajes llenos de creencias populares y cautivadoras tramas que entre-páginas, aún nos maravillan por la cantidad de historias vivenciales.


El “Gabo”, como lo llamaban, ¡quién creyera!, recibió el rechazo de una editorial española. Acá mismo, en Latinoamérica, en Argentina, fue donde ciertamente apostaron con certidumbre por su obra. La soledad y el olvido, fueron los destinos fatales de la familia “Buendía” y de su principal personaje, el alquimista José Arcadio Buendía, en el poblado de Macondo, donde sucede y se escenifica la trama de la obra. El escritor, en forma fantástica se anticipó a señalar los destinos fatales de la sociedad adulta contemporánea; fatalidades como la soledad y el alzhéimer, narradas en su obra, hoy son consideradas las enfermedades del tiempo y del olvido.

La riqueza del escrito, también radica en su gran creatividad, narrada con estilo propio, provista de una vasta cultura general, la que toma como recurso inventivo en su complejo argumento que gira en torno a la “conciencia” de un hombre que no le deja tranquilo, por la sombra de un asesinato, situación que le obliga al éxodo. Entonces  la “conciencia humana”, adquiere fuerza consustancial en la novela.
 
Debido a que García Márquez vivió con sus abuelos hasta los ocho años, recibió gran influencia de historias y vivencias escuchadas, que posteriormente son relatadas como parte de la obra en los veinte capítulos, como la guerra civil entre liberales y conservadores y la masacre a los trabajadores de United Fruit (hecho ocurrido en 1928, en Colombia). Los cuentos populares, mitos, creencias, hazañas y memorias, se hallan encriptados artísticamente en su obra, inspirada en su pueblo natal Aracataca, poblado que el personaje principal lo funda, reside con su familia (cinco generaciones) y tiene poquísimos contactos con el exterior a través de las visitas de los gitanos y familiares; luego se decide traer el tren a Macondo y aquella “ciudad” vive el florecimiento comercial. Posteriormente, narra su decadencia y olvido, a las que estuvo destinada, desde el comienzo, por profecía. García Márquez nos muestra su vasta sensibilidad por la vida social de los pueblos, sujeta a altibajos, por la economía y por la política.

La majestuosidad estilística, de este claro exponente de la generación del “boom latinoamericano”, gracias a quien se señaló un estilo literario propio para Latinoamérica, constituye valor primario…; y los primeros “cincuenta años, de “Cien Años de Soledad”, que se celebrará en un mes, apenas serán hitos que reafirman la grandiosidad de la obra, inspiración fundamental para creadores latinoamericanos, para que se comprometan a continuar por las sendas de la originalidad y la apuesta por contar nuestras propias historias.

POESIA

LUNA Hoy quisiera escudriñar la luna hermosa y distante en su color azul patino mirarme, en su silencio depositar ...