Para estandarizar una metodología sistémica de evaluación de la calidad del Patrimonio Cultural, en Italia, en 1998, de un foro internacional, emergió el HERITY, que valora en una escala del 0-5, con cinco círculos internos divididos en cuatro partes iguales (en forma de “blanco” o “dianas”) varios parámetros como el valor del bien patrimonial o museo, el potencial de preservación, la información que trasmite, los servicios proporcionados, etc. Esta evaluación es el lenguaje con el que, de forma simple, se catalogan a los Bienes Patrimoniales y por lo general esa simbología se la ubica en el área de acceso visible.
Es de rescatar de este sistema -por su carácter integral- la valoración del público (tomada en cuenta) y por otro, la visión holística interdisciplinaria que equilibra los elementos transversales que giran en torno al Patrimonio.
En el Ecuador, muy pocos sitios se encuentran acondicionados con estos modelos informativos y de certificación, seguramente porque, como es herramienta para justipreciar el sitio, podría develar bajas valoraciones que obtendríamos, sobre todo en lo que tiene que ver con los servicios paralelos complementarios que se deben ofrecer, tales como lugares de descanso, comercialización de suvenires, baterías higiénicas, patios de comidas, información…, y más; en cambio hay otros rangos deficientes que afloran desde la mirada de los técnicos, como el mantenimiento físico, los sistemas de iluminación y de seguridad, climatización, mobiliario, restauración preventiva, laboratorios, publicaciones, investigaciones…, en fin.
Muy a pesar que el “Herity” europeo ya se ha adaptado con gran acogida en otros continentes, por su lógica valorativa avalada por la UNESCO (aunque podría afinarse para evaluar de mejor manera la perspectiva inmaterial de los sitios), su aplicación podría otorgar la posibilidad de contar con un claro diagnóstico de las necesidades a cubrirse, aplicar planes de intervención y someterse a constantes evaluaciones.
Cuando visitamos sitios Patrimoniales Internacionales, claramente advertimos la abismal diferencia que existe en relación a los nuestros. Aclaro que este contraste no tiene nada que ver con el Bien Patrimonial mismo, sino con los parámetros del HERITY. Estas carencias desalientan el crecimiento turístico ecuatoriano, por lo que esperamos que estos detalles se afinen en la búsqueda de lograr Productos Turísticos terminados que puedan ser ofertados para visitantes internacionales y lograr así niveles de satisfacción altos. Es de esperar también el encausamiento de iniciativas público-privadas que articulen logros en pro de mejorar en este aspecto.
La construcción de instrumentos normativos y protocolos, son tareas recientemente iniciadas que requerirán ser completadas y socializadas a mayor escala.
Conocemos el interés del Gobierno por apostar al crecimiento Turístico del País. Por eso, es tarea inaplazable definir políticas de inversión para fortalecer los productos y el Turismo Cultural Patrimonial. Es imperativo establecer parámetros de medición de excelencia y aclarar la “hoja de ruta” sobre las instancias a las que les correspondería evaluar y catalogar los servicios de manera periódica… ¡así no sea por el Sistema Herity!. De esta manera podríamos al fin hablar del “Turismo Cultural” a boca llena.
La construcción de indicadores en el proceso de gestión de la calidad del Patrimonio y su aplicación, es tarea pendiente en Ecuador.